Carta Pública / Familia que habita hace más de 20 años en la región.....
QUEREMOS VIVIR EN PAZ….
“Aquí la situación es prácticamente de guerra….”
Queridos
amigos:
Les
escribo para contarles lo que nos está pasando aquí, en la zona en que vivo
junto a mi familia hace más de 20 años.
Vivimos
en el campo, a 30 km. al norte de Temuco. Estamos ubicados, más
específicamente, a sólo 2 km. del drama que acaba de pasar con la casa quemada
y el matrimonio Luchsinger Mackay que
murió ahí. Somos amigos de su hijo Jorge Andrés, y de su señora,
Francisca, se imaginarán como están ellos. Él habló con su mamá esa madrugada,
lo llamó aterrada escondida en el clóset de su pieza, pidiéndole que fuera a
ayudarla. Cuando llegó, ya era muy tarde...
Nosotros
sentimos que este tema no se conoce en Santiago y en el resto del país, o se
desconoce, porque pareciera que las personas de los campos son los "dueños
de fundo" abusadores, los victimarios, siendo que somos las víctimas. Nos
parece tan raro que a los medios en Santiago no les importe, que no haya
corresponsales permanentemente en la Araucanía porque lo que pasa acá es
gravísimo.
Aquí la
situación es prácticamente de guerra, no hay un día del año que no pase algo
(tomas de campos, quemas, amenazas, animales robados, cercos de campos que se
abren y que se cosechan, se cortan árboles o se echan animales a comer el
pasto) y vivimos con un terror permanente. Yo no tengo otra casa, esta es mi
casa desde hace más de 20 años junto a mi marido y mis 4 hijos, estamos en la
situación de miles de otros agricultores que no saben qué hacer. Antes de
Navidad, dos casas fueron también quemadas, hasta a los perritos de compañía
los echaron al fuego, después de desvalijar la casa y pegarles a sus dueños,
esto aquí es pan de cada día.
Los
agricultores dan trabajo en la zona, producen, y son víctimas de este grupo
absolutamente minoritario, porque convivimos diariamente en paz con muchos
mapuche que son gente buenísima y que se sienten avergonzados y tristes por
esto que pasa y que, ellos mismos, tampoco pueden hablar porque están
amenazados por los otros mapuche, los violentistas, que muchas veces ni
siquiera son de la región.
A mi
cuñado le quemaron un galpón con maquinarias, con enormes pérdidas, hace un año
atrás, a un km de donde nosotros vivimos. Desde entonces, tenemos dos
carabineros en el campo, porque allí dejaron banderas inscritas, amenazando con
quemarnos a nosotros después. Quizás no se atrevan a venir a quemarnos la casa
porque aquí hay presencia policial, pero pueden quemar la cosecha o un galpón:
entonces perderíamos todo, porque, igual como pasó a mi cuñado, en esta zona
los seguros ya no aseguran las cosechas, ni los galpones... hace más de 30 años
que mi marido contrataba el mismo seguro, este año se lo negaron. Estamos a la
merced de estas personas, con mucho miedo.
Les
cuento todo esto, porque, así como va, va a terminar muy mal, y pensamos que la
única manera de presionar al Gobierno y hacer entender a la opinión pública de
la situación de violencia cotidiana que se vive acá es que se sepa por ejemplo,
de alguien que vive aquí y convive a diario con este problema.
Hay gente
que a uno le dice "váyanse de ahí" o "véndanle a la
Conadi". Pero no es tan fácil, estos son campos trabajados durante años
por las mismas familias que no han hecho nada más que esto por generaciones,
campos buenísimos que producen muy bien y no se pueden vender así como así,
como quien vende un auto. Por otra parte, toda esta presión violentista es
justamente para eso: para obligar a la gente a vender... No puede ser que esta
violencia justifique ese fin.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario