18 de enero de 2013

Discurso Consejo General UDI


Diputada María Angélica Cristi M.
Discurso Pronunciado en el Consejo General de la UDI.
Enero 2013.

Quiero aprovechar la extraordinaria oportunidad que me entrega el Consejo General de la UDI, para reflexionar sobre distintos hechos que marcan nuestro presente y que deben ser atentamente observados con miras al futuro que esperamos y queremos para nuestro país.
Lamentablemente, esta alegre ocasión se ve empañada por el sufrimiento que padecen nuestros compatriotas en la Araucanía, quienes se sienten temerosos e indefensos ante los terribles ataques que han sufrido a mano de grupos terroristas.  Quiero expresarles a todos quienes han sido víctimas de tan recrudecida violencia, mi más profunda solidaridad en su dolor. En igual forma a las víctimas de las distintas comunidades del pueblo mapuche, que ciertamente no avalan ningún tipo de violencia.
Nuestro sector político tiene cierto grado de responsabilidad en el descontrol y  situación de anarquía que se vive, no sólo en el sur de nuestro país. Como alianza hemos caído, desde hace varios años, en un estado de pasividad contemplativa, que ha sido utilizada por la izquierda para infiltrar a diversos grupos ideologizados en nuestra sociedad, utilizando las necesidades de las personas como argumento para justificar ilegítimos actos de violencia y/o terroristas, los cuales recuerdan un pasado que no parece tan lejano.
Creo firmemente que nuestro mayor pecado ha sido dejar espacios libre a la izquierda con el consiguiente resultado de que se auto atribuyan  una exclusiva, sesgada y dudosa, defensa de los derechos humanos. Este espacio ha sido muy bien aprovechado por activistas, quienes en una acción concertada en nuestra contra, nos sindican como  autoritarios y trasgresores de derechos humanos, en nuestro intento de  reprimir actos delictuales que claramente violan los derechos fundamentales de las personas.
Así, el Instituto Nacional de Derechos Humanos, organismo financiado por el Estado, se ha avocado a la defensa de violentistas y extremistas, careciendo de total consideración con las víctimas y con quienes se encargan de resguardar el orden y seguridad público, me refiero especialmente a Carabineros de Chile, quienes son permanentemente acusados de uso excesivo de la fuerza, aún en situaciones extremas que revisten peligro para la sociedad.
Resulta insólito que quienes iniciaron la violencia en nuestro país, quienes vulneraron la democracia y quienes nos tuvieron a punto de una guerra civil, sean hoy los referentes en la defensa los derechos humanos.
Debemos ser valientes y directos en la defensa del orden y seguridad pública, como así también de los valores cristianos que sustentan nuestra patria, nuestras  familias y  nuestra sociedad.
Los grupos de  izquierda y la concertación en general han faltado a la verdad en el relato de la historia de Chile, durante las últimas décadas. La han transmitido a través de museos, películas, consignas ideológicas, logrando  construir una historia que persuade  y concientiza, sobre todo a los jóvenes, al relatar  una realidad que omite y tergiversa los hechos del pasado, tal como sucedieron.
En este mismo sentido, creo que es una obligación para nosotros preocuparnos de forjar y fortalecer el liderazgo de nuestros jóvenes, quienes en el futuro tendrán la responsabilidad de defender nuestra verdadera y única historia.
Las nuevas generaciones deben tener las herramientas para enfrentar a las juventudes comunistas, plagadas de liderazgos que insisten en recrear las odiosidades, y quienes construyen sus carreras políticas sembrando la división y utilizando los problemas sociales como bandera de lucha en beneficio propio.
Me pregunto, ¿Alguno de nosotros manifestará públicamente su molestia ante la visita del juez Baltasar Garzón al museo de la memoria? Alguno de nosotros expresará públicamente y abiertamente su rechazo a la venida de  Raúl Castro a nuestro país? A quien probablemente se le rendirán honores.
Es tarea pendiente para nuestro partido, los parlamentarios y en especial, para quienes se incorporarán por primera vez al Congreso, rechazar vehementemente el doble estándar de la izquierda, y reforzar nuestra unidad como sector político. Es imperioso, en aras de la paz social, buscar los caminos de reencuentro, reconciliación y reposición de nuestra verdadera historia.

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