Porqué estoy de acuerdo con reponer la Pena de Muerte

Esta ha sido una muy mala semana para la dignidad de los niños y niñas chilenas. Ha sido la semana de los niños víctimas-victimarios, como Cristóbal (Cisarro) y el Garrita, a quienes este y los anteriores gobiernos de la Concertación les dieron la espalda. Y ha sido la semana del asesinato de Francisca, una niñita de 5 años, brutalmente golpeada, violada y lanzada al mar viva por Juan Saavedra, un vecino.

El Ministro de Justicia, como en otras ocasiones, se defiende asegurando que no es posible reponer la pena de muerte en nuestro país, derogada en el año 2001 y que el Estado no puede responder con violencia a quienes atacan a los ciudadanos honestos y a los niños indefensos. Nosotros le decimos que, si el Estado no es capaz de protegernos, especialmente a los más inocentes; y si no es capaz de actuar con fuerza y oportunidad para hacer justicia ante el daño causado por sujetos como Juan Saavedra, la ley, que está por sobre los gobiernos de turno, tiene la obligación de hacerlo.

El Ministro nos contesta señalando que Chile ha adoptado compromisos internacionales y, por tanto, no puede retroceder para restaurar la pena capital. Nosotros le contestamos que los chilenos estamos cansados de que, por esos compromisos con organismos internacionales asumidos muchas veces a espaldas de la ciudadanía, el Gobierno se contenga de ejercer su función para proteger la paz ciudadana y la integridad los inocentes.

Antecedentes Pena de Muerte.
La pena de muerte fue derogada en mayo de 2001 – durante el gobierno del ex Presidente Ricardo Lagos-, sustituyéndola por el presidio perpetuo calificado, que impide postular a la libertad condicional antes de 40 años.

La mayoría de los parlamentarios de RN y la unanimidad de UDI se opusieron a la iniciativa, pues consideraron, y así lo hicieron saber a la opinión pública y al Gobierno, que luego de una década de aumento sostenido de la delincuencia, una señal de esta naturaleza, lejos de solucionar el problema, lo agravaría.

Ya a fines del 2001, 10 parlamentarios de la Alianza presentamos un proyecto de ley para reponer la pena de muerte en nuestro Código Penal en casos calificados, exclusivamente para quienes cometieran homicidio y violación de niños y niñas menores de edad. Esa moción fue archivada pues no obtuvo el apoyo del gobierno.

El miércoles pasado reingresamos a la Cámara de Diputados ese proyecto, porque ante el impacto y dolor que ha causado a su familia y a todo el país el horrendo crimen de Francisca Silva, consideramos pertinente reiterarle al Gobierno, con responsabilidad y en uso de nuestras atribuciones como legisladores, la necesidad de que el sistema penal chileno contemple la pena capital ante casos excepcionales.

La pena de muerte no ha sido abolida en Chile.
En el 2001 la pena capital fue derogada del Código Penal, pero permanece en nuestra legislación:

• En el Código de Justicia Militar, contemplada en el artículo 223 como una de las penas militares.


• En la Constitución, consignada al final del artículo 9, cuando confirma que ante los delitos terroristas no procederá el indulto presidencial “salvo para conmutar la pena de muerte por presidio perpetuo”. Y en el artículo 19- 1, señalando que “La pena de muerte sólo podrá establecerse por delito contemplado en ley aprobada por quórum calificado”
  Respecto a los compromisos adquiridos por Chile, efectivamente hemos ratificado el Pacto de San José de Costa Rica, que señala que no se restablecerá la pena de muerte en los estados que la han abolido. Y en Chile no se ha abolido, sólo derogado de un cuerpo legal.
  

¿Por qué creemos que es necesario reponer la pena de muerte?
Porque es un medio de legítima defensa para la sociedad, ante sujetos excepcionalmente peligrosos que con su actuar infringen un dolor profundo a otros y ofenden la dignidad de la sociedad de manera irreparable. Cuando un ser humano es capaz de maltratar, violar y asesinar a una niña o un niño, no es susceptible de ser rehabilitado. Y aún cuando se rehabilite, siempre vivirá con una deuda social impagable.

Se nos ha acusado de inconsecuentes por oponernos al aborto y, al mismo tiempo, ser partidarios de la pena capital. Una de las principales razones para rechazar el aborto es la total indefensión de la víctima y el hecho de que se le está negando la posibilidad de nacer. La pena de muerte se aplica, precisamente, a un adulto con plenas facultades, que ha tenido la oportunidad de elegir entre el bien y el mal y que ha actuado de manera deleznable en contra de un niño indefenso.

Platón justificó la pena de muerte como medio político para eliminar de la sociedad a un elemento nocivo y pernicioso, y sostiene que: " se castigará con la muerte, a aquellos otros cuya alma sea naturalmente mala e incorregible...".

Santo Tomás de Aquino, en su máxima obra "La Summa teológica", sostiene que el poder público está facultado para imponer sanciones jurídicas con el objeto de defender la salud de la sociedad. Señala que es lícito eliminar al criminal pervertido mediante la pena de muerte para salvar al resto de la sociedad".

Francisca no es la primera víctima del instinto brutal que habita en algunos seres humanos. Quisiéramos que nunca más una niñita sufriera a manos de un criminal como ella, sin embargo cuando miramos la trayectoria de la humanidad tenemos que reconocer que habrán en el futuro otras Franciscas. Queremos, entonces, que ante esos hechos la ley contemple una herramienta que, aún quedando al arbitrio de un juez, permita saldar un daño irreparable para el alma de un país.